domingo, 25 de septiembre de 2016

PARA VENCER A LOS AÑOS-EXISTE UN SOLO CAMINO...AMAR SOBRE TODAS LAS COSAS Y SENTIRSE SIEMPRE NIÑO!!!

Quién pudiera hoy vivir
con el tiempo detenido
y acaparar viejos sueños
celebrando los instintos.
A la nostalgia de ayer
mixturarle un incentivo,
agigantar fantasías . . .
¡y sentirse otra vez niño!
Hacer un alto en el tiempo
con el reloj detenido,
que se olvide el calendario
y que lo envíe al archivo.
Que marque sólo el momento
feliz de libre albedrío.
Y en eterno renacer . . .
¡sentirnos de nuevo niños!
Recibir al nuevo día
con ojos amanecidos,
despejando las ojeras
con los rayos de un sol tibio.
En las voces del silencio
extasiarse entre suspiros
y agradeciendo a la vida . . .
¡volver a sentirnos niños!
Ir tomados de la mano
ilusionando destinos,
recogiendo caracoles
en la playa, como amigos.
Dar de beber a un jilguero
unas gotas de rocío
y al verlo otra vez volar . . .
¡vernos de nuevo dos niños!
Juntar estrellas de día
para que aumenten su brillo,
y en el aro de la luna
colgar tu beso y el mío.
Dibujar en tu sonrisa
un arco iris de lirios,
y en tus ojos verde cielo . . .
¡ver reflejado aquel niño!
Bajar en la misma esquina,
cruzar el mismo baldío.
Darte un beso de repente,
ver tu rostro arrobadizo.
Sujetar fuerte tu mano
conteniendo los latidos,
y en tu inocente tibieza . . .
¡de nuevo sentirme niño!
Y en un ocaso sin nubes
trazar distintos caminos,
unos cubiertos de sueños,
otros, de blancos narcisos.
Ilusionando un mañana
de amaneceres, unidos,
y prometernos un cielo . . .
¡como cuando éramos niños!
Entrelazarnos los dedos,
su palpitar trasmitirnos.
Que lo mío sea tuyo
y lo tuyo sólo mío.
Juntar todos los besos
en un enorme racimo
que simbolice el amor . . .
¡que tuvimos siendo niños!
Porque, para vencer a los años,
existe un solo camino:
Amar sobre todas las cosas . . .
¡Y sentirse siempre niño!
DelsioEvarGamboa

lunes, 19 de septiembre de 2016

SALMO 40-ORACION DE UN ENFERMO-EL SEÑOR GUARDA AL DESVALIDO Y LO CONSERVA DICHOSO EN LA TIERRA

SALMO 40
Oración de un enfermo
.

2Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
3El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.
4El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.
5Yo dije: «Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti».
6Mis enemigos me desean lo peor:
«A ver si se muere, y se acaba su apellido».
7El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y, cuando sale afuera, la dice.
8Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
9«Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse».
10Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.
11Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.
12En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.
13A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.
14Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.