¿Qué representan entonces arquetípicamente la sacerdotisa? Ya hablamos un poco de esto en el principio. Si bien la feminidad en el tarot está escindida en dos (La Sacerdotisa [II] y La Emperatriz [III]), son muy diferentes los conceptos de feminidad que ambas manejan. Ya vimos que la Sacerdotisa es –por ser la primera mujer– el arquetipo de la feminidad que contrasta con el Mago, siendo una feminidad un poco más “oculta”, más oscura y más intelectual, que nada tiene que ver con la sexualidad, sensualidad o maternidad que encarna la Emperatriz que veremos luego. Aquí la mujer está representada como valor puro, sabio, intelectual, y por ser la “primera dama” del Tarot es que adquiere el mismo valor e igualdad con el sexo masculino. La Sacerdotisa es la educadora, la maestra, la guía espiritual interior que nos invita a conocernos a nosotros mismos.
Por su valor femenino adquiere un aspecto pasivo, receptivo, contemplativo; contrastando nuevamente a todo los significados que vimos con el Mago. Sin embargo, esto no la convierte en menos poderosa, sino que simplemente guarda su poder y sus misterios dentro de sí. Su fuerza reside en la magia, en la intuición y en todo lo que está más allá de lo lógico y racional.
La Sacerdotisa es el alma femenina libre, pura y mesurada. Es el poder de la mujer llevado más allá de todo lo visible ante los ojos de los hombres.
EL ARCANO PAPIZA LE CORRESPONDE LA FLOR DE BACH ...Acebo (Holly)
ACEBO...La Flor del amor-odio
Acebo (Holly) |
Envidia, celos, desconfianza, dolor emocional sin causa aparente
En el sistema de las Flores de Bach Acebo (Holly) representa a una persona insegura y celosa que pretende controlar a todos aquellos a quienes ama. La persona sufre durante mucho tiempo un sentimiento de no auto-aceptación, lo que le lleva a sentir envidia de aquellos a quienes considera superiores, pero solamente es la consecuencia de su falta de autoestima.
Estaríamos ante alguien irritable, siempre de mal humor, competitivo, desconfiado, triste, que incluso tiene deseos de cierta venganza contra el mundo y contra los que tiene más cerca. El resentimiento y la frustración son la clave, y esta flor estaría indicada en cualquier manifestación de estas emociones.
Físicamente las alteraciones estarían a nivel del Timo, por lo que se vería afectado el sistema inmunológico. Ataques de rabia, violencia, paranoia. Pero también hipertensión, tensión muscular y frigidez.
El estado Acebo no entiende el amor y disfruta con el mal ajeno. La insatisfacción vital, de persistir en el tiempo, puede llevar a un total aislamiento social.
Las manifestaciones desarmonizadas de esta flor se pueden confundir con otras como Haya o Vine, pero hay diferencias:
Haya es un temperamento obstinado y dogmático y poca capacidad de flexibilidad para con los demás, solamente ve “la paja en el ojo ajeno”, es intolerante.
Vine es dominante, autoritario e inflexible también debido a un sentimiento de inferioridad.
Pero en Acebo sus estados negativos son, básicamente, opuestos al amor. También ha llegado a este punto debido al sentimiento de inferioridad pero lo ha llevado más allá que Vine y a los aspectos anteriores descritos se unen la envidia, los celos, el resentimiento y la ira.
Al tomar esta esencia ayuda a desarrollar la capacidad de amar y la certeza de ser amado. El paciente consigue abrir su corazón y expresa lo que siente. Al no bloquear sus sentimientos, no aparcarlos dentro, puede interactuar en equilibrio de forma armónica pudiendo ver no sólo los defectos sino también las virtudes de los demás. Esta mayor apertura y comprensión de la naturaleza humana propiciará la propia auto-aceptación que es, en definitiva, el gran problema de la persona que está bajo la influencia de Acebo.
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